Recibes la visita del hada de la inspiración (cosa que no existe, pero así le llamaremos) y necesitas escribir esa genial idea. Empiezas con emoción, con una energía que te lleva al punto del vértigo. Tienes los personajes, una trama más o menos clara, te armas una playlist poderosa; si eres como yo, llenas tablas de Excel con toda esa información (por algo me dicen Lady Tablas).
De pronto, todo se detiene.
No es falta de disciplina, has acudido a tus sesiones diarias de escritura.
Tampoco es porque no sepas cómo hacerlo.
Es otra cosa.
Es como si la novela te cerrara la puerta en la cara y no quiera abrir de nuevo.
Me está pasando con una historia en especial. Tengo (o tenía) el outline bien definido, pero de pronto las decisiones de los protagonistas me comenzaron a chocar. Y me sentía fatal. No quiero abandonar esa historia, pero entendí que esa no es la manera en la que quiero contar lo que le pasa a Diana y Jos.
Con el tiempo he comprendido que:
No todas las novelas están listas para nacer cuando yo quiera.
Algunas necesitan tiempo. Otras, reestructuras.
Algunas solo vienen a enseñarte algo, y luego simplemente se quedan en el cajón de los archivos guardados.
Eso también es escribir.
Hay un fanfic que abandoné a dos capítulos del final porque perdí el rumbo (en mi vida pasaron muchas cosas) y cuando me recuperé, no encontré la forma de continuar. Una enorme disculpa a mis fieles lectores de esa época, no descarto la posibilidad de terminarlo, pero no es mi prioridad.
Por ahora estoy dedicada al desarrollo del universo de A’Nesh (y Redención), historias que reaparecieron muchos años después, con otra forma y otro corazón.
Si estás en ese punto donde tu novela no te quiere (o eso parece), respira.
No es el fin del mundo.
Quizá solo necesitas tomar distancia para reencontrarte con ese proyecto en un mejor momento. Y si no vuelve, está bien.
A veces dejar ir también es parte del proceso creativo.
Los leo.
Z.
Tengo varios proyectos sin terminar. Algunos quiero volver y otros prefiero dejarlos para después.
Uno de ellos se llama "El nuevo inquilino de Amanda". Era otro intento mio de hacer romance. Practicamente era un triangulo amoroso entre la dueña de una posada, un fantasma y un vampiro.
Esa era la primera parte. La segunda parte estaba involucrada en la erradicación de una reina tiranica.